¡Feliz mes de la historia
negra! No, no estoy muerta, pero lo de llevar el blog al día se me está yendo
de las manos, no nos vayamos a engañar. A cuatro meses de marcharme- sigo sin
creerme que ya estemos a mediados de Febrero-, veo más que posible acabar
dejando esto abandonado o limitarme a un post al mes. Eche o que hai, pero es que
todas las ganas- y el tiempo- que me acompañaban al inicio de Bye home! Hi US! se han
disipado casi por completo.
Y remontandome a la semana
pasada, allá voy.
El martes
tuvimos Prom Committee. Aprovechando que Angie estaba castigada porque había
llegado dos veces tarde a clase esa semana- para que veáis que aquí se lo
toman muy en serio-, le hice los deberes de español a Maelyn, y luego Lee nos
vino a buscar a las tres para llevarnos a casa.
Lo único un poco que tal del
miércoles fue que en US History, Mr. Bokelman nos dió un punto extra, lo que en
España vendría siendo una décima, por limpiar una semilla de algodón. No me
imagino lo mal que lo debían pasar los esclavos antes de la invención de la
máquina que lo hace automáticamente, porque consume muchísimo tiempo y acabas
con los dedos hechos una asco.
El jueves tuvimos otra vez PC, y
el viernes Voyee trajo brownies de postre, porque hemos decidimos empezar una
tradición de viernes dulces.
Estaba deseando que fuera fin de
semana para poder dormir hasta mediodía, pero no pudo ser. El sábado teníamos planeado ir
todos los exhange students con las coordinadoras a jugar al paintball por la
tarde, pero como no éramos suficientes para reservar la pista, tuvimos que ir a
las 12 porque es cuando menos gente hay. Me levante a las 9, y poco después
empecé a prepararme. Menudo dolor de cabeza. Nunca había jugado antes y lo
únivo que sabía es que era doloroso, ¿pero que llevar para frenar los golpes?
¿Nos dejarían protección allí? Decidí guiarme por el "mejor prevenir que
curar" o su versión inglesa: "better safe than sorry".
Lee me acercó a Decatur, a casa
de Llarina, y fuimos a recoger a una alemana que también va a su instituto. En
teoría, tendríamos que salir a las 11.20 de allí, pero Itziar- de la beca-, Andrés- de Pontevedra, pero que vino pagando-, y Joao- el brasileiro que vive
con él- habían perdido el tren y no estaban a tiempo en la estación. Tras un
par de vueltas a la manzana y unos cuantos minutos de espera en un parking, Ichi nos llamó para
decirnos que habían llegado. Aceleramos hasta allí y se subieron a todo correr
en la furgoneta, y nos pusimos rumbo a Snellville. Llegamos, cubrimos los
formularios, y los árbritos nos explicaron las reglas del juego, como usar la
pistola, la importancia de la máscara, etc.
El juego no es precisamente
barato, pero sí divertidísimo. Acabamos todos con más de un moratón, pero yo me
considero afortunada porque solo me dieron tres veces: una en cada pierna y una
en la frente, así que la máscara impidió que me abrieran la cabeza.
Tres horas después, David nos vino
a recoger para llevarnos a Decatur, donde comimos en un restaurante latino
buenísimo y dimos una vuelta.
El domingo me volví a encontrar
algo pachuchiña así que decidí quedarme en casa descansando y haciendo deberes.
Tenía tantas agujetas que apenas me podía move sin retorcerme de dolor, y un
moratón tan largo como mi dedo pulgar.
El lunes me levanté hecha un asco,
pero quise ir a clase. Error, pues David tuvo que venir a por mi poco después
de las 11.
Tengo la hipótesis de que mi
cuerpo no está hecho para resistir a este país, porque si bien es cierto que mi
estómago es mi punto débil, los catarros y dolores de cabeza, o la falta de
sueño y que me sea imposible dormir, nunca me habían molestado. Pero bueno, que mala herba nunca morre.
El martes me quede en casa, y me
pasé la mañana leyendo un libro para Oceanografía y tirada en el sofá
embobada.
La verdad es que el miércoles me
encontraba mejor, aunque no era para lanzar cohetes. Fui a clase para que no se
me atrasaran más deberes, pero el dolor de cabeza y el malestar general
tardaron lo suyo en irse.
Por la noche fuimos al súper a
comprar cuatro cosas que nos hacían falta, y cuando fui a tratar de encontrar
Actimel, me quede abaneando: $5.15+impuestos. No sé lo que cuestan en España,
pero me alegro de que no los haya necesitado hasta ahora.
El jueves, que viene siendo
ayer, me eché un siestón de una hora, porqueen ninguna de las noches anteriores
había sido capaz de quedarme dormida antes de medianoche. No hice nada más,
aparte de planear- o más bien romperme la cabeza- la sleepover que daré hoy en casa. No sé para
que me metería en camisa de once varas, pero aunque sé que va a ser divertida,
me arrepiento muchísimo porque todas las complicaciones que me ha dado y lo
cansada que estoy. En fin, que ganas cero y en descenso.
El día de hoy ha estado centrado
en San Valentín. En Francés y US History hicimos postales, el profe de
Literatura nos dio caramelos en forma de corazón y Miranda trajo galletas de
postre. También comimos algas en Oceanografía y tuvimos un simulacro de tornado.
Simulacro de tornado. |
Vuelvo a disculparme por el
retraso del post, pero en el tiempo que me queda empiezaré a hacer entradas de otro estilo, pero bueno, ya las veréis más adelante. Muchas gracias, de nuevo, por leerme.
See y'all!
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