lunes, 13 de julio de 2015

My last week in Atlanta. (+314, -0)

 Escribo ya esto desde España. Sí, he llegado hace días y por fin me decido a acabar. A pesar de todo esto no va a ser un post sentimental, que ese viene luego. Bye Home, Hi US! llega a su final, señores y señoras.

 El lunes, Lee me llevo a la Casa de Margarett Mitchel a downtown Atlanta. No valió para mucho porque no hablaba de lo que a mí me interesaba, que es Lo Que El Viento Se LLevó, sino sobre su autora. Nos colamos de gorra sin darnos cuenta, porque en vez de ir por la puerta principal entramos por la trasera. Y menos mal, porque habrían sido los 15$ peor invertidos de la historia.
 Al acabar anduvimos unos cuantos bloques hasta el Teatro de la Fox. El sitio en cuestión es un edificio restaurado, ambientado en los años 20, en el que se representan todo tipo de espectáculos. Comimos en Taco Mac y de ahí nos fuimos a Marietta, al verdadero museo de Gonne With The Wind. También paseamos por la plaza del pueblo, y entramos a una exposición de arte y a una tienda de disfraces que era sacada de una película.


Margarett Mitchel's
Angie con un perro que se encontró por la calle.
La iglesia de San Marcos.





Teatro de la Fox.


Trajes del museo de Marietta.


En la galería de arte.


 A la tarde, Mae y Annie vinieron a buscarme para ir a casa la tarde Emma. Angie y Jarod ya estaban allí, y al poco llegaron Lexi y Jacob. Jugamos a Cards Against Humanity y a una hora prudente volvimos a casa.
Mae tatuando a Annie.


Lexi y Jacob.


 El martes empaqueté toda la mañana. Casi me muero de tristeza al ver que tengo que dejar cosas atrás, y al sacar otras que me hicieron recordarme de casa momento. Lo de hacer la maleta antes de llegar es duro porque no sabes que meter ni que te espera. Lo de hacerla cuando te vas a ir es peor, porque sabes que entonces es cuando no hay vuelta atrás.

 Por la tarde vinieron los Cooke para a Menchi's. Esa fue la despedida a Emma, que durante los meses que pasamos como host sisters me apoyó en todo y de la que aprendí a ser persona.


 El miércoles madrugué para cocinar otra vez comida española, esta vez para mi lunch squad. Durante el proceso vino Lizzy, para pasar un poco más de tiempo con nosotras- ya que se fue a Europa poco después de que yo me marchara de Estados Unidos.



 Cerca de las cinco vinieron Marta, Voyee y Jessica. Tomamos algo mientras esperábamos por las otras, pero como a las seis aun faltaba Ana decidimos empezar a cenar. Supogo que les gustó, porque las dos empanadas y la tortilla se acabaron. Hicimos galletas de postre y ahí sí que se armó, pero eso es otra historia. En fin, que pasamos una tarde genial, aunque no lográsemos ver la película que queríamos ni a la de tres.
Momentos antes de probar por primera vez salinas enlatadas.








 El jueves me tuve que levantar a las 8 porque venía la limpiadora a casa y tenía que tener la habitación vacía, así que bajé al sótano y volví a dormirme. En un momento dado, Hannah llegó de trabajar y se puso a dormir también, pero a mediodía nos tuvimos que arreglar para ir a comer a Jason's Deli.


 Al volver, la señora de la limpieza no se había ido, así que las dos bajamos otra vez al sótano a pintar la mona. Hannah se fue a trabajar a la piscina por la tarde, así que yo quedé preparándome para ir a cenar a casa de Ana, que llegó casi una hora tarde por culpa del tráfico.

 También vinieron Jessica y su hermano, y por fin comí tacos de verdad- ya que todas mis amigas mejicanas decían que sino los hace gente que sepa no saben a nada-. Eso sí, casi se me cae la lengua a pedazos. Estuve en su casa, no sé, ¿cuatro horas? Pero si no fuera porque ya eran las once y pico me habría quedado más, ya que su familia es simpatiquísima y me estaban contando cosas súper interesantes.


Jessica, Ana y yo.
 El viernes nos tocó ir a Six Flags con Youth, que es un parque de atracciones genial. Nos montamos en todas las montañas rusas posibles, y más de una vez. Nunca en mi vida me lo había pasado tan bien. Y como dicen que una imagen vale más que mil palabras, os dejo unos cuantos vídeos para dar un poco de envidia. Podéis ver más en Six Flags Over Georgia Youtube.



Goliath

Acrophobia

Superman




Scorcher



 Como nos empezó a tronar y cerraron por un tiempo indeterminado las atracciones, decidimos ir a cenar a Chick Fil A, donde me enteré de que una cup de helado no es una tarrina, sino un vaso de los de refresco. Sí, después de diez meses. Esta visto que no me empano.

We were sad cause it was raining.
 El sábado por la mañana fui a casa de los Cooke donde tuve la fiesta de despedida. Aunque de fiesta ya sabéis que tienen poco, el detalle me encantó. Hicimos lo de siempre: juegos de mesa y pizza, porque en este país no varían nunca. Despedidas hubo pocas, ya que sabría que a la mayoría los vería el Domingo, pero duelen igual. El adiós a Gillum -podéis ver su blog pinchando aquí- fue bastante duro, porque ella es muy sentimental y se acaba pegando. También me costó el de los Cooke, ya que quieras o no viví con ellos ocho meses y siempre se portaron bien conmigo.






Con Jacob y Angie.


Lo mejor que me ha pasado en este país.

 Ya en casa, Maddie se pasó por ahí para despedirse, y me dio una carta de las que te deshacen el corazón.
 Por la noche fui con mi familia a cenar a un restaurante de comida española. ¡Pulpo y calamares y mil tapas más! Me regalaron un colgante de Georgia, para que pudiera llevar siempre conmigo mi segundo hogar. Y es que ahora ya no pertenezco a ningún sitio, porque esté donde esté me falta algo.








 El domingo fue mi último todo. Última vez que Hannah aprendía a conducir conmigo en el coche, última vez que íbamos a la iglesia, última Sunday School y última vez que veía a Maelyn, que vino
solo para decirme adiós, ya que ella se iba a Nashville (Tennessee).



 Cuando acabó el catecismo yo no quería irme a casa. Quería pasar mi último día con la gente que había conocido en la iglesia, porque al final fueron los que más me han marcado. En los cinco minutos antes de marcharnos, Hannah y yo decidimos que lo mejor era ir a comer todos juntos, así que nosotras nos volvimos a casa mientras ellos iban a misa.
 Fuimos a Panera's y estuvimos en el restaurante unas cuantas horas. Me hizo mucha ilusión que todos los que estaban en la ciudad vinieran, incluso Annie que se perdía el cumpleaños de su madre y Samantha y Lexi que se perdían los macarrones con queso de su madre.




 Después, como yo quería aún andar más por ahí, fuimos al Dolar Tree a comprar estupideces varias. Y con estupideces me refiero a banderas americanas y tests de embarazo. Más tarde le tocó su turno a Target, donde simplemente paseamos.
 Ya que Maelyn no estaba, Jarod nos llevó a casa. Siempre me sorprende lo bien que conduce la peña, really. Aproveché para estar un poco más con Hannah y acabar de empaquetar antes de irnos a Youth, donde tocó movie night. Vimos Los Increíbles, pero yo más bien estuve medio durmiendo porque las siestas en América no podían faltarme. Dije el último "hasta luego" a todos los middle schoolers y Youth leaders, y nos piramos a todo tren a casa de Emma a ver Camp Rock.


Con Hannah M

Con Eliza.

 Nos dejamos la voz, debía de ser dicho. Lo que más me llegó fue que Lexi y Annie cantaron una canción, y las muy cabritas cantan genial. Esta gente en la vida dejará de sorprenderme.
Con Lexi.

Jua chu jueña con Emma y Hannah.

Lexi y Annie cantanto Little Talks.

 No quiero repetir el daño que me hizo decir adiós a mis amigos, a la gente que me abrió sus brazos y su corazón y me dejó formar parte de sus vidas. Pero sí, dolía de carallo y sigue doliendo si pienso demasiado en los últimos días que pasé en Atlanta.

 El lunes me fui pronto. Hannah no pudo venir al aeropuerto, así que Robby me acercó allí. No me acuerdo de nada; fui en la nube todo el tiempo. Eso sí, espabilé enseguida cuando me vi sola teniendo que facturar y con demasiado peso en las maletas, y pagando la millonada que te cobra Delta. Como me sobraba tiempo, estuve esperando en trance delante de la puerta de embarque hasta que llegaron Llari, Raquel, e Iria, las otras becadas. De ahí, vuelo a NY. Tuvimos que movernos de una terminal a otra cargadas con un millón de bolsas, y volver a pagar. Ah, y como soy inteligente y no me quedaba pasta, tuve que cambiar mis euros a dólares. Gas siempre, ya veis. 
 Esperamos en JFK ocho horas más o menos, y se hicieron eternas. A pesar de todo reunirse con tus amigos siempre hace lo malo menos amargo. Nadie se imagina las ganas que tenía de volver a abrazar a Elba.
 El vuelo a España salió a las 9 de la noche de la Gran Manzana. Como había pantallitas individuales me lo pasé viendo películas y tratando de leer las cartas que me había dado y el anuario, pero no pude. 

 Aterrizamos en Madrid el mediodía del martes. No teníamos casi tiempo de un vuelo a otro, y por si fuera poco nos pusieron un montón de problemas en seguridad y Elba y yo llegamos justo antes de que cerrasen las puertas.
 Pisé Galicia poco después de una hora, y tras recoger mi equipaje me apresuré a saludar a mi familia. Me sorprendió ver a todo el mundo, y la pancarta gigante que tantos problemas le había dado. Tras más de diez meses, estamos juntos de nuevo.



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