"TELL THE WORLD I'M COMING HOME."
Llega un momento en el que asumes que hay que
tener paciencia, que todo llega para quien sabe esperar. Y es ahí cuando las
cosas caen por su propio peso.
Ir de compras me mata. Crucé el umbral de la
puerta, saqué el móvil del bolsillo y lo desbloqueé. Aparecía que tenía dos
mails. Entré como quién no quiere la cosa y vi que mi bandeja de entrada estaba
encabezada por un correo de AM. "Con lo pesada que está con lo de la
reunión, seguro que es para avisar de llevar algo o para decir que a alguien le
falta sabe-Dios-qué-cosa" pensé. Lo le di más importancia. Revisé los
whatsapps un poco por encima, y aún en la entrada de casa, decidí ponerme a
leer bien lo que fuera que me quería decir Ana María. El segundo era de 'Becas
Fundaciones Gall...'. Lo abrí sin ánimos, podía ser cualquier tontería sobre
Sábado. Y entonces, grité. Grité de alegría, de emoción, de satisfacción. Con
el "Estimada Julia, es para nosotros un placer [...]" era perfectamente consciente de lo que seguía.
Lo que de ningún modo me esperaba era Georgia. Todos los que me conozcan
mínimamente sabían que era el sitio al que más deseaba ir. Ni California, ni
Nueva York. Georgia, el sur.
Georgia es un estado al sur-este de Estados Unidos, el profundo sur. Su capital es Atlanta, que tiene el mayor aeropuerto del país, la fábrica de Coca-Cola, etc. El clima es caluroso pero húmedo casi todo el año, aunque en invierno se llegan a alcanzar los 0º. Para más información: Georgia (Wikipedia).
Mi familia son los Cooke. Viven en Tucker, un
pueblo de 26.000 habitantes a 25 minutos de Atlanta.
Mi
host mother será Lee, profesora, y mi
host father, David, informático/administrativo/algo
similar. Tienen tres hijas: Angelia, de 14 años, que es adoptada de México pero
no, no habla español, juega al soccer
(fútbol europeo) y no viene a mi instituto; Tiffany, de 19, que no tengo ni
idea de qué hace, y Emma, que se casó justo hoy y no vive en casa. También
tienen un perro y tres gatos.
Es una típica familia sureña. Van a misa todos
los domingos y los miércoles por la tarde tenemos el youth club de la iglesia (que debe ser algo parecido al catecismo).
Son metodistas, una rama del protestantismo. En cuando a las normas, son algo
estrictos. Sigo impactada por el “no dating”, que viene siendo como un “prohibido
las citas con chicos”. Aún así, estoy más feliz que una perdiz.
Cooke's house.
Mi instituto, el Tucker Highschool. Cuenta con 1800 alumnos aproximadamente.
Quedan 37 días, a pesar de que en la entrada pongan 39 (hoy pasan de las 00:00, así que es oficialmente sábado) y fue el jueves cuando realmente me di cuenta de que me voy, de que no es un sueño, de que me queda un mes y una semana para pasar 10 meses fuera, lejos de todo lo que conozco. Asusta. Asusta más de lo que me imaginaba que lo haría. Pero no es miedo ni son nervios ni son ansias. Es una sensación que empieza en el estómago y llega al cerebro como un cosquilleo.
Quedan 37 días. Tell the world I'm coming home.
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