lunes, 13 de abril de 2015

SPRING BREAK. (+251, -63)

 ¡Hola caracolas! Un lunes más es, por desgracia, un lunes menos. Hoy hemos empezado las clases después de una semana la mar de entretenida, y casi me muero. No me llega el verano, de verdad… Menos mal que acabo las clases en mayo; resulta que haber empezado a principios de agosto no fue tan malo.
Alabama.
 Introducciones aparte, empiezo con el sábado. Nos levantamos súper pronto para acabar de preparar todo. Dinah y Allie McClintock- preparaos que vienen un montón de nombres más- nos vinieron a buscar e hicimos la ruta para recoger a Nikky, Avery y Jenny. Para aclarar las cosas, Dinah es la mujer que se atrevió a ir con seis adolescentes en Spring Break, y las otras cuatro son unas amigas de Hannah que yo no había conocido hasta poco antes. Lo único malo es que la pobre fue la taxista oficial toda la semana.
 Pues nada, conducimos cerca de seis horas, con solo un par de paradas para comer o ir al baño. Ahora puedo decir que he estado oficialmente en Alabama, ¡otro Estado a la lista! 
 Llegamos a Seagrove a las cinco, y nos fuimos directas a la playa, que quedaba a cinco minutos andando de la casa que habíamos alquilado- que por cierto, también era una pasada. 


 Fuimos a cenar a los food trucks a Seaside, pero el ambiente no nos gustó demasiado y volvimos a casa pronto para cambiarnos e ir a Grayton, que queda como a 4 millas (6 km) de donde nos alojábamos nosotras. El hermano de Nikky nos había invitado a una fiesta, pero nada más llegar nos encontramos con un coche de policía en frente de la casa y dimos vuelta.


Seaside y Nikky en un pato.

 El domingo de Pascua nos levantamos con una bonita sorpresa: una cesta de parte del conejo. Incluso había una vegana para Nikky. 
Grayton Beach.
 Pasamos toda la mañana en la playa de Grayton, y a las 5 volvimos a casa para cenar. Por la noche, volvimos al mismo lugar porque pensábamos que había una fiesta, pero resulta que era de unas repunantiñas de Loussiana y nos acabamos largando nada más entrar, así que nada, estuvimos con un montón de gente que había por ahí.
 Dinah nos vino a buscar a las 12.30, hora oficial de retirada. Ay, estos yanquis, cuanto tienen que aprender aún… 

 El lunes volvimos a Grayton y nos encontramos con bastante gente de nuestro instituto, y no sé como acabamos yendo a una darty (day+party) en la piscina de unos seniors.
 Por la noche fuimos a una fiesta de Lakeside- que por si no os acordáis, es mi insti- y volvimos también a la playa, porque queríamos ver a toda la gente que conocimos la noche anterior. 
Del día en el que me fui de excursión a Santiago vía Skype.


 El martes me levanté y casi no podía respirar de los mocos que tenía. A eso hay que añadirle que la cabeza casi me explotaba, así que me quedé en casa. Me dio pena perderme la REtardy (Retro Eastern Party), pero solo cruzaba los dedos para que al día siguiente estuviera mejor. No sirvió de nada.

 A pesar de todo, el miércoles quise hacerme la fuerte y fui con ellas a la playa. Estuvo bien, y el agua en Florida está siempre hirviendo. Estrené el jacuzzi mientras ellas se preparaban para irse a sabe Dios qué fiesta, y me fui pronto para cama.

 El jueves fuimos a tostarnos a Grayton y volví peor que nunca. Me metí en cama y creo haber dormido hasta el día siguiente.

 Parece ser que el viernes las medicinas hicieron efecto- ¡yay!- así que fuimos de compras por Grayton y Jenny, Hannah y yo comimos en Seaside. Menos mal que Dinah dejó a Jenny conducir, con la excusa de que ella tenía que acabar de corregir exámenes y no tenía tiempo. Miña pobre, ay.
 Para ser la última noche, fue una noche del asco. Y no una noche del asco con en Boiro, eh. Infinitamente peor, hacedme caso. Un sábado maliño es diversión máxima comparada con lo que aquí llaman party hard.


Última foto de la casa :(

 El sábado madrugamos otra vez y nos fuimos. Qué peniña dejar el clima tropical. Comimos en Burger King ya de camino a Atlanta, y pasamos por el centro de Euphaba, Alabama, que tenía un festival y todo el mundo llevaba vestidos dignos de Lo que el Viento se Llevó
 A tres horas de distancia de casa, el coche empezó a humear. Nos quedamos tiradas en medio de la carretera hasta que vino una grúa a cogernos, y después fuimos ocho personas- ocho- espachurradas hasta llegar finalmente a un taller, donde dejaron el coche y Angie y Robby nos recibieron con Chick Fil A. 
 Tengo que reconocer que no me llegaba el momento de cruzar el puente de Beluso y poder ver el tejado de Bico entre los árboles, y oler la marea baja y no poder dormir en el coche. Va a ser que al final si que echo de menos estar en casiña.

 El domingo fuimos a misa a las 8, como siempre, a pesar de que no podíamos con el culo. Yo me encontraba tan mal que antes del catecismo me quedé dormida en un sofá y nadie me despertó hasta la hora de irnos. Gracias a Dios, me dieron antibiótico y parece ser que la sinusitis va mejorando poco a poco.

 Hoy nos reincorporamos a clase y solo decir que todo eran caras largas. Además, solo quedan 12 días para PROM, ¡por fin! El tiempo no corre: vuela.


¡Nos vemos en nada!

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