Esta semana fue difícil para todos. Emma se fue el viernes a Taiwán, a conocer a la familia de su marido que no pudo ir a la boda, así que pasó los últimos días en casa, más que nada porque Kevin estaba en Philadelphia. El lunes fue un día alegre, feliz, con una cena en familia y s'mores como broche. No, eso no fue complicado, las deliciosas nubes hechas en una hoguera colocadas entre galletas y una chocolatina entran de dos en dos, como quien no quiere la cosa.
Nunca logré conocer el mejor lado de Coco. Cuando llegué, hace poco más de dos mese, ella ya estaba mala. Dicen que 12 años en un perro son muchos, sobre todo si es de gran tamaño. El peso de la edad empezó a notarse mucho antes de mi incorporación a la familia, pero últimamente no había noche en la que no la escuchásemos llorar. El lamento de un perro me parte el alma, sobretodo cuando sé que no puedo hacer nada, ¡imaginaos el dolor que sentía mi host family! Aún así, la decisión definitiva se tomó el miércoles, cuando lo que solo era una posibilidad remota que nos rondaba desde hace tiempo cobró fuerza. Los veterinarios confirmaron que su artritis no tenía cura, y que el único modo de mantenerla sin que sintiera demasiado (ya fuera dolor u otra cosa) era teniéndola drogada todo el tiempo.
Coco se fue el jueves 9 de octubre, a las 5 de la tarde, dejando atrás una familia con los ojos llenos de lágrimas y los corazones hechos trizas.
Pero, a pesar de todo, la semana no fue mal. Tremendamente ajetreada, para variar. No sé como los americanos están acostumbrados a esto, porque yo sigo sin hacerme a la idea de tener una vida en la que apenas tienes tiempo para parar a coger aliento.
El jueves conseguí mi meta, mucho más pronto de lo que me habría esperado: pronunciar y'all. Y sí, suena a tontería, pero junto a pensar en inglés, era uno de mis retos. Fue muy gracioso, porque en medio de una conversación, Angie dice: "Ei, what did you say?", y yo, aterrorizada por poder haber dicho una barbaridad, me negaba a repetir la frase. Entonces es cuando me dice que por primera vez había pronunciado el vosotros como una verdadera sureña, me sentí en la gloria.
Pero, a pesar de todo, la semana no fue mal. Tremendamente ajetreada, para variar. No sé como los americanos están acostumbrados a esto, porque yo sigo sin hacerme a la idea de tener una vida en la que apenas tienes tiempo para parar a coger aliento.
El jueves conseguí mi meta, mucho más pronto de lo que me habría esperado: pronunciar y'all. Y sí, suena a tontería, pero junto a pensar en inglés, era uno de mis retos. Fue muy gracioso, porque en medio de una conversación, Angie dice: "Ei, what did you say?", y yo, aterrorizada por poder haber dicho una barbaridad, me negaba a repetir la frase. Entonces es cuando me dice que por primera vez había pronunciado el vosotros como una verdadera sureña, me sentí en la gloria.
El viernes fue un día paradito, solo fuimos al cine a ver The Maze Runner. Entretenida, fácil de aguantar y estilo Los Juegos del Hambre.
El sábado por la mañana fuimos con Tiffany al Farmers' Market, ¡amo ese sitio!
A eso de las 5.30, Miss Vicky nos llevó a mí, Angie y Olivia al festival griego que organiza la catedral ortodoxa de Atlanta. Música, comida, baile... Muy entretenido, digno de cualquiera fiesta de aldea: cuatro atracciones, un montón de adolescentes en grupos y una orquestilla. ¡Vivan las verbenas!
El sábado por la mañana fuimos con Tiffany al Farmers' Market, ¡amo ese sitio!
Con Tiffany |
Halloween se siente en todas partes...
A eso de las 5.30, Miss Vicky nos llevó a mí, Angie y Olivia al festival griego que organiza la catedral ortodoxa de Atlanta. Música, comida, baile... Muy entretenido, digno de cualquiera fiesta de aldea: cuatro atracciones, un montón de adolescentes en grupos y una orquestilla. ¡Vivan las verbenas!
El sábado a las 10.15 estábamos en la estación para coger el tren a Atlanta, con la GSA, donde se celebraba el Gay Prade Parade. El tren salió a las 10.42, y cerca de las 11.30 estábamos en nuestro puesto del desfile. Una risa, eh, más que nada porque nos pasamos de pie esperando a que empezara hasta las dos y media. Seguimos añadiendo penalidades: al principio llovía y tan pronto salió el sol empezó a hacer un calor increíble, comparable a uno de los más calurosos del verano gallego. Pero bueno, las carrozas eran increíbles y se podían ver disfraces de lo más diverso. Supongo que fue el ambiente más parecido a una fiesta de verdad. Caminamos en el último puesto durante hora y media por Downtown Atlanta.
See you!
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