Sí, sé que esta entrada viene bastante más tarde de lo habitual pero todo tiene su motivo: esta semana tenemos el Thanksgiving (Acción de Gracias en castellano) y me apetecía dedicar un post solo para eso. Además, esta semana se resumió en stress and soccer y aunque no pueda con el alma no hay tanto que contar.
Llevo diciendo desde que puse el primer pie en Estados Unidos que aquí no se andan a medias tintas, que no supe lo que es estar ocupada hasta entonces, y, en fin, todo acaba pasando factura. Llega un punto en el que matarías por estar un fin de semana tirada en el sofá, envuelta en una manta y durmiendo todo lo que quisieras, pero parece ser que eso es tan solo una ilusión y que no se va a cumplir hasta que vuelva a casa.
El sábado jugamos un torneo en Fayetteville, al sur de Atlanta. Después de perdernos un millón de veces porque la organización era pésima, la madre de Frances apareció milagrosamente y nos llevo a Angie y a mí al sitio correcto. Llegamos 5 minutos antes de empezar, pero no eramos las únicas que no conseguían encontrar el campo.
Hacia un frío que mataba, -1ºC, a pesar de que hubieran atrasado el partido una hora porque antes las temperaturas eran aún más baja. Todas íbamos vestidas con leggings y un millón de térmicas debajo del uniforme; de hecho, algunas jugamos con la sudadera de Tysa puesta.
Ganamos 2-0 el primer partido, y luego fuimos todo el equipo (las 18+padres) a comer a Atlanta Bread's Company. Camila y yo aprovechamos los diez minutos antes de marcharnos para escabullirnos a las tiendas que había enfrente, pero andábamos justas de tiempo y no compramos nada.
A la 1.30 salimos de allí y volvimos a jugar el siguiente partido que, a pesar de los carteles que hico Gillum para animarnos, perdimos 2-1 y nos podía costar el torneo.
A la 1.30 salimos de allí y volvimos a jugar el siguiente partido que, a pesar de los carteles que hico Gillum para animarnos, perdimos 2-1 y nos podía costar el torneo.
El domingo nos levantamos a las 6 para irnos a las 6.30 con el padre de Frances, porque a las 7.15 teníamos que jugar. Hizo aún más frío, y la verdad no sé como estará la gente en el Norte cuando yo aquí ya me veo muerta por congelación.
Jugamos muy bien, pero perdimos 3-1. Ese fue el último partido de la temporada, y ni yo me creo lo que voy a echar soccer de menos. Lo único que me consuela es que en primavera volvemos y que no queda tanto.
Jugamos muy bien, pero perdimos 3-1. Ese fue el último partido de la temporada, y ni yo me creo lo que voy a echar soccer de menos. Lo único que me consuela es que en primavera volvemos y que no queda tanto.
Y de esto saco que:
1- Cuando dije que no era tan mala, era la suerte del principiante.
2- Ser español no hace que seas un crack, pero que seas latino sí.
3- Las niñas de Tysa son unas personas increíbles, y el entrenador no se queda atrás.
4- En Estados Unidos soccer es un deporte de chicas. Con esto me refiero a que aunque hay cada vez más equipos masculinos, los niños suelen tirar más a football americano. ¡Ojalá aprendiéramos un poco es España!
3- Las niñas de Tysa son unas personas increíbles, y el entrenador no se queda atrás.
4- En Estados Unidos soccer es un deporte de chicas. Con esto me refiero a que aunque hay cada vez más equipos masculinos, los niños suelen tirar más a football americano. ¡Ojalá aprendiéramos un poco es España!
5- Ahora entiendo porque a la gente le apasiona tanto jugar al fútbol.
6- Vale la pena jugar cada partido como si fuera el último de tu vida.
Pero esto no es el fin, no. Este fin de semana (o sea, mañana, prácticamente) se juega la Triumph Cup, organizada por nuestro club. Yo no me arriesgo a jugarla, porque es contra equipos de U19 (under 19), que viene siendo de 16 a 19 o algunas de un poco más. O sea, no creo que me vayan a matar ni nada, pero muchas personas tampoco van a participar y creo que nos acabarían subiendo a nosotras de equipo. En fin, que no me apetece.
Best soccer team ever.
Dejando el fútbol de lado, sigo con el segundo invasor de mi vida: el estrés. NO HAGÁIS CASO A LOS QUE DICEN QUE EN USA NO SE HACE NADA. MIENTEN. Me cago en la leche si no. Llevo durmiendo unas cinco horas, mal y a rastras, durante al menos dos semanas y no parece que vaya a ser mejor después de Acción de Gracias. Pero a pesar de todo lo duro que pueda ser tener un millón de deberes cada día, esta experiencia vale muchísimo la pena. ¡Mucha suerte a todos los que vayáis a hacer el examen este 4 de diciembre (especialmente a Raquel, si estás leyendo esto)!
Un consejo, futuros becados. Haced piña. Juntaros con los únicos pringaos que van a entender todo lo que os pasa, porque cuando hay de seis a nueve horas de diferencia con tu familia, amigos y no tan amigos, los que están disponibles a cualquier hora son los que están esparcidos por las Américas.
Y antes de despedirme, aprovecho y desmiento otro mito. EN EL SUR NO HACE CALOR, y os lo dice la que está a la latitud de Marruecos y se está congelando cada día.
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